En el cuerpo humano la vitamina A es responsable de mantener nuestra visión y funciones reproductivas, además juega un papel fundamental en nuestro desarrollo y crecimiento al regular varios procesos a nivel genómico (1). La vitamina A es considera una molécula liposoluble, por lo que su absorción depende de las grasas que ingerimos en nuestra dieta. Los alimentos como el hígado, riñón, yema de huevo y mantequilla son ricos en vitamina A preformada, mientras que los vegetales de hojas verdes, el camote y las zanahorias contienen grandes cantidades de carotenoides o provitamina A (2) . El déficit de vitamina A (DVA) es considerado un problema de salud pública ya que es la principal causa prevenible de ceguera infantil en países en desarrollo y está asociado con un incremento en la mortalidad durante infecciones severas (1,3) .
El Fondo Internacional de Emergencias de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estimó que en el año 2020 solo 2 de cada 5 niños recibieron suplementos de vitamina A en países con ingresos bajos y medios; y se estima que alrededor de 190 millones de niños menores a cinco años a nivel mundial presenta DVA (3,4). En países con ingresos bajos y medios los problemas a nivel social, ecológico y económico son frecuentes y están asociados con dietas pobres en nutrientes y con mayor prevalencia de enfermedades diarreicas y respiratorias. La combinación de estos factores predispone a niños pequeños, madres embarazadas y en periodo de lactancia a contraer DVA y sus complicaciones (4) .
La suplementación de Vitamina A (SVA) ha demostrado ser una intervención de bajo costo efectiva para la reducción de la mortalidad (3). En zonas prevalentes de DVA la administración de vitamina A previene complicaciones oftálmicas y reduce la mortalidad infantil en aproximadamente 5 al 15% (2) . Este artículo resume los principales resultados de una revisión sistemática Cochrane (4) que tuvo por objetivo evaluar los efectos de la SVA para la prevención de morbilidad y mortalidad en niños entre 6 meses y 5 años. En esta revisión se incluyeron 47 estudios clínicos aleatorizados y controlados de 19 países en áreas urbanas, periurbanas y rurales; con una población total de alrededor 1 223 856 niños con edad promedio de 33 meses y la mayoría de los estudios incluyeron la misma proporción de niños y niñas.
Entre los resultados más importantes tenemos que:
- El uso de SVA tuvo un efecto estadísticamente significativo y clínico sobre la mortalidad. Está asociado con una reducción del 12% de la mortalidad para todas las causas en 19 estudios, de los cuales 12 se realizaron en Asia, 6 en África y 1 en Latinoamérica.
- Se encontró que el uso de SVA redujo la mortalidad de enfermedades frecuentes en países en vías de desarrollo como la diarrea y sarampión. Además, se reportó una disminución del 15% y 50% de la incidencia de diarrea y sarampión respectivamente.
- El efecto sobre las infecciones del tracto respiratorio bajo (ITRB) podría ser mínimo. Nueve estudios clínicos reportaron que la mortalidad en ITRB fue la misma para el grupo de intervención y el grupo placebo. De igual forma, once estudios reportaron que no hubo reducción de la incidencia de ITRB.
- Con respecto a los efectos en la visión, cinco estudios clínicos reportaron una reducción del 58% en la prevalencia de manchas de Bitot. Dos estudios reportaron una reducción en la incidencia de ceguera nocturna del 47% y 68% para cada estudio.
El mecanismo por el que la vitamina A reduce la mortalidad aún no es claro, sin embargo, el efecto sobre la reducción de la mortalidad e incidencia en enfermedades como la diarrea y el sarampión puede jugar un papel importante al dilucidar este mecanismo. Además, es posible que el efecto de SVA podría ser aún mayor en países de recursos bajos y medios, donde existe gran prevalencia de DVA. La evidencia recopilada en esta revisión es la más grande hasta la fecha y los esfuerzos por mantener el cegamiento proveen un riesgo de sesgo mínimo por lo que se puede inferir que el uso de suplementos de vitamina A proporcionan un efecto positivo sobre la mortalidad infantil.
Para acceder a la revisión completa puede visitar:
https://doi.org/10.1002/14651858.CD008524.pub4
Fotografía de Hannah Tasker en Unsplash
Autora: Carolina Largo
Revisado por: Camila Montesinos G.
Referencias:
- Wiseman EM, Bar-El Dadon S, Reifen R. The vicious cycle of vitamin a deficiency: A review. Crit Rev Food Sci Nutr. 2017 Nov 22;57(17):3703–14.
- Pazirandeh S, Burns DL. Overview of vitamin A - UpToDate [Internet]. UpToDate. 2022 [Citado 2022 Jul 18]. Available from: https://www.uptodate.com/contents/overview-of-vitamin-a?search=vitamin a&source=search_result&selectedTitle=1~150&usage_type =default&display_rank=1#H16
- UNICEF. Vitamin A Deficiency in Children - UNICEF DATA [Internet]. UNICEF Data: Monitoring the situation of children and women. 2021 [Citado 2022 Jul 17]. Available from: https://data.unicef.org/topic/nutrition/vitamin-a-deficiency/
- Imdad A, Mayo-Wilson E, Haykal MR, Regan A, Sidhu J, Smith A, et al. Vitamin A supplementation for preventing morbidity and mortality in children from six months to five years of age. Cochrane Database Syst Rev. 2022;2022(3).