Intervenciones ambientales y conductuales para mejorar la actividad física y prevenir caídas en personas mayores con deficiencia visual

Fotografía de Alberto Barbarisi en Unsplash

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la prevalencia de deficiencia visual es de 2,2 billones a nivel mundial y la mayoría de personas con discapacidad visual y ceguera tienen más de 50 años (1). Una definición práctica de discapacidad visual es la baja visión que no se puede corregir con anteojos estándar o mediante intervención médica o quirúrgica (2). Esta discapacidad visual se asocia con un aumento en la incidencia de caídas, fracturas de cadera y depresión; por lo que es muy común que personas mayores eviten realizar actividad física por miedo a caerse. De hecho, la tasa de caídas en personas mayores con discapacidad visual es 1,7 veces mayor que en poblaciones con visión normal de la misma edad; mientras que la tasa de fractura de cadera es de 1,3 a 1,9 veces mayor. (2)

Las intervenciones ambientales incluyen por ejemplo: la eliminación de alfombras, mayor iluminación en los pasillos y la aplicación de franjas contrastantes en las escaleras (2). Por otro lado, las intervenciones conductuales incluyen la implementación sistemática de procedimientos que generen cambios positivos y duraderos en el comportamiento de un individuo, por ejemplo la enseñanza de estrategias adaptativas para mejorar navegación e interacción con su entorno (2).

Este artículo resume una revisión sistemática Cochrane (2) en la cual el objetivo fue  evaluar la efectividad y la seguridad de las intervenciones ambientales y conductuales para reducir la limitación de la actividad física, prevenir caídas y mejorar la calidad de vida en personas mayores con deficiencia visual.

Esta revisión incluyó seis ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon intervenciones ambientales, conductuales o ambas, versus control (control con placebo o atención habitual o ninguna intervención); o que compararon diferentes tipos de intervenciones ambientales o conductuales, con periodos de seguimiento que oscilan entre 2 y 12 meses. 

Se incluyeron ensayos con los siguientes participantes: personas mayores (de 60 años o más) con deficiencia visual irreversible y otras discapacidades múltiples, que vivían en su domicilio o en una residencia. Los estudios para ser aptos para su inclusión tienen que haber incluido una medida de la actividad física o las caídas, que son los dos principales desenlaces de interés. Los desenlaces secundarios fueron el miedo a las caídas y la calidad de vida.

En resumen, los resultados de esta revisión fueron:

  • Dos ensayos compararon las modificaciones relacionadas con la seguridad en el hogar realizadas por terapeutas ocupacionales versus las visitas sociales/al domicilio. Un ensayo (28 participantes) no encontró diferencia en las estimaciones medias entre los grupos en cuanto a la actividad física a los seis meses, tampoco demostró diferencia significativa en el rango de caídas a los seis meses entre los grupos. Sin embargo otro ensayo informó que la modificación de la seguridad domiciliaria redujo las caídas en un período de 12 meses, pero no halló diferencia en las estimaciones medias entre los grupos en relación al miedo a las caídas y la calidad de vida.
  • Cinco estudios compararon una intervención conductual (ejercicio) versus la actividad habitual o las visitas sociales/al domicilio. Un ensayo (59 participantes) evaluó la actividad física autoinformada a los tres y seis meses y no halló diferencia entre los grupos. Tres ensayos investigaron diferentes medidas de caída a los seis o 12 meses y tampoco encontraron diferencias entre los grupos.
  • Tres ensayos (190 participantes) evaluaron el miedo a las caídas en un período de dos a 12 meses y no encontraron una diferencia en las estimaciones medias entre los grupos .
  • Un ensayo de 197 participantes comparó la modificación de la seguridad domiciliaria con el programa de ejercicios Otago para la prevención de caídas a los 12 meses. Este ensayo encontró que la modificación de la seguridad en el hogar redujo las caídas perjudiciales, pero no todas las caídas. 

La interpretación de los resultados de esta revisión es complicada debido a que las intervenciones ambientales o conductuales no son tratamientos estándar, varían dependiendo el participante y su gravedad de pérdida de visión. No hay evidencia del efecto de la mayoría de las intervenciones ambientales o conductuales estudiadas para reducir la limitación de la actividad física y prevenir las caídas en personas mayores con deficiencia visual. La certeza de la evidencia es generalmente baja debido a la deficiente calidad metodológica y a la heterogeneidad entre las mediciones de los desenlaces.

Los autores recomiendan que se considere la efectividad del entrenamiento de orientación y movilidad sobre la restricción de la actividad, la actividad física, las caídas, el miedo a las caídas y la calidad de vida en adultos mayores con deficiencia visual, antes de poder establecer conclusiones. 


Para acceder a la revisión completa puede visitar:

https://doi.org/10.1002/14651858.CD009233.pub3

Fotografía de Alberto Barbarisi en Unsplash

Autora: Estefanía Zambrano

Revisado por: Camila Montesinos

Referencias

  1. Blindness and vision impairment [Internet]. Who.int. Disponible en: https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/blindness-and-visual-impairment
  2. E J-Y, Li T, McInally L, Thomson K, Shahani U, Gray L, et al. Environmental and behavioural interventions for reducing physical activity limitation and preventing falls in older people with visual impairment. Cochrane Database Syst Rev [Internet]. 2020;9:CD009233.  http://dx.doi.org/10.1002/14651858.CD009233.pub3